La escuela, un camino para la vida

Entrevista al senador Walter Pinheiro, Secretario de Educación del Estado de Bahía, Brasil.

Dialogamos con el senador Walter Pinheiro, Secretario de Educación del Estado de Bahía (Brasil), quien nos describió los desafíos y las estrategias que están implementando para la elevar la calidad educativa y transformar las prácticas docentes en un territorio con una geografía y realidad diversas y una población que supera los 15 millones de personas. También nos manifestó las expectativas que despierta el XIX Encuentro Internacional Virtual Educa, que en junio de 2018 se celebrará en Salvador de Bahía.

Senador Walter Pinheiro @pinheirosenador, Secretario de Educación del Estado de Bahía

¿Podría ofrecernos un panorama de la Educación en el Estado de Bahía?

Bahía es un estado casi de dimensión continental, de un tamaño que supera el territorio de España. Tiene más de 15,2 millones de habitantes distribuidos en 417 municipios. La educación infantil (2-5 años) y la educación fundamental (6-14 años) son responsabilidad de los municipios. En tanto, la educación media y una parte de la educación superior es responsabilidad del Estado. En Bahía tenemos cuatro universidades estatales, siendo la educación superior responsabilidad de la Unión. Específicamente en Bahía tenemos un millón de estudiantes entre los niveles de enseñanza fundamental (una parte), media y superior, distribuidos en más de 2.100 edificios a lo largo y ancho del Estado. Además de la proeza que significa gestionar semejante volumen de estudiantes, docentes e instituciones, atendemos 532 escuelas rurales de educación media vía satélite. Esta intermediación tecnológica nos permite que los jóvenes puedan asistir a clases con contenidos desarrollados por profesores de nuestra propia red en el Instituto Anísio Teixeira, desde donde realizamos la transmisión satelital. En cada una de estas escuelas rurales tenemos un docente monitor -o más de uno- ya que las clases se imparten en tres turnos: mañana, tarde y noche. El turno de la noche suele ser el más concurrido debido a que en las áreas rurales muchos estudiantes trabajan durante el día en el campo.

¿Cuál es el principal desafío educativo del Estado?

El gran desafío que tenemos ahora en Bahía es el cambio del eje pedagógico. Debemos utilizar la innovación y la tecnología para promover la transformación de las prácticas docentes que nos permitan ganar calidad y universalizar todas las herramientas y contenidos para que lleguen a todas las escuelas, donde sea que se encuentren. Para ello, una de las metas es que para antes de diciembre de 2017, todas las escuelas cuenten con un maestro coordinador, encargado de seguir a diario la planificación pedagógica y la vida de la escuela. Creemos que no vale tener programas cerrados para todo el ciclo lectivo, sino que éstos pueden modificarse según las circunstancias. Y para ello, es fundamental la tarea del coordinador pedagógico. Otro cambio importante es que los contenidos pedagógicos no tienen porqué ser los mismos en todas las escuelas: algunos temas que se tratan en las escuelas de la región Oeste pueden no tratarse en la región Este y viceversa. Lo mismo, entre Norte y Sur. La idea es que el contenido de cada escuela esté en sintonía con el territorio, la cultura, la identidad, la economía y la vida de las personas donde está localizada. Y, principalmente, buscamos implementar un cambio metodológico. Por ejemplo, enseñar matemáticas saliendo de la formalidad de los modelos tradicionales y, en cambio, aplicar prácticas novedosas como una huerta, un taller de robótica o instrumentos musicales para conseguir los mismos aprendizajes. Se trata de enseñar de otro modo, en asociación con otras materias y principalmente en asociación con la vida. Hoy, ya contamos con las experiencias de  cinco centros en cinco territorios diferentes, donde disponemos de realidad virtual, simuladores de vuelo, laboratorios de fabricación de instrumentos musicales y talleres de robótica y arte. Allí, por ejemplo, se puede enseñar geografía a través de un simulador de vuelo; o geografía y biología con un estanque donde se crían peces. O sea, se trata de integrar nuevos contenidos y nuevas herramientas. Para ello, trabajando fuertemente en la innovación.

Pero hoy la innovación conlleva infraestructura y conectividad…

Así es. Es otro de los desafíos que nos planteamos: que al llegar fin de año, todas nuestras escuelas cuenten con internet de banda ancha. Hoy, todas las escuelas de la capital ya están conectadas mediante fibra óptica. También, hemos cerrado un convenio para llegar con internet vía satélite en 320 escuelas rurales, con un ancho de banda de quince megabytes para cada punto de conexión. El desafío es que las 1.300 escuelas y los 2.100 edificios escolares tengan conectividad de banda ancha. Otro aspecto pedagógico importante es la apropiación de las herramientas tecnológicas. Por ejemplo, la idea de disponer de una sala de informática ya fue; ahora, debemos tener informática en toda la escuela. Todavía tenemos algunas escuelas con salas de computación funcionando, a las que le aplicaremos un proceso de sustitución. La idea es que la computadora sea algo que se pueda mover y trasladar dentro de la escuela; por lo tanto, cada rincón debe tener acceso a internet. No queremos más tener esas salas de informática que los propios estudiantes llaman «cuarto oscuro» porque solo pueden ingresar cuando el docente a cargo está dentro. Queremos que la tecnología circule por la escuela y permitir que los estudiantes utilicen también sus propios dispositivos. ¿Por qué no? Si desde el Estado no podemos distribuir una tableta o un computador portátil para cada alumno, debemos al menos brindarles conectividad wifi para que conecten sus propios dispositivos. El aspecto más importante para que esta experiencia funcione es la capacitación. Por eso, hemos iniciado una formación en tres direcciones: a) capacitación continua para todos los docentes -unos 42 mil maestros y profesores-, donde ellos pueden elegir qué cursos realizar; b) capacitación de los nuevos docentes en el manejo de nuevas herramientas y nuevos contenidos; c) sociabilizar los nuevos contenidos a través de una plataforma en red a la que accedan todos los docentes para compartir contenidos y experiencias de una clase a otra, de una escuela a otra, generando un efecto contagio por medio de la participación.

Otro aspecto fundamental en el que debemos trabajar es la participación. Debemos cambiar la forma en que la Secretaría de Educación actúa en el Estado de Bahía. ¡Basta que la Secretaría indique cómo debe funcionar la escuela! Es la escuela la que debe decir cómo tiene que funcionar la Secretaría. Tenemos muchos especialistas en la Secretaría, pero los verdaderos especialistas están en las escuelas. Últimamente, solemos escuchar a varios expertos que recomiendan cambios en la educación, pero muchos de ellos nunca dieron una clase o ni siquiera estudiaron en la escuela pública. Por lo tanto, quien tiene que hablar de educación es el docente que ha estado por lo menos 25 años frente a un aula de clases. Es él quien nos puede señalar cuáles fueron las dificultades de la escuela de ayer, cuáles las de hoy y qué escuela él pretende también ayudar a transformar para el futuro. De forma aislada, es difícil que un profesor pueda realizar esta tarea, por ello instituimos los Colegios de forma más intensa para involucrar a los estudiantes, las familias y la sociedad. El gran cambio en la escuela solo será posible a partir del involucramiento y la participación de esta comunidad de colegiados. Esto nos va a permitir que la escuela tenga una mejor visión de la sociedad, de la ciudad y del camino de la vida. La escuela tiene que formar buenos profesionales, sí; pero hoy, más que nunca, también necesitamos formar buenos ciudadanos. Por ello debemos encarar este proceso de inversión de roles, en que sea la Secretaría la escuche lo que la escuela tiene para decir.

Es casi una revolución educativa lo que está intentando hacer…

La idea mover algunos parámetros. Por ejemplo, un gran desafío es cambiar la estructura del aula de clases. Que los alumnos dejen de mirar hacia adelante donde se ubica el pizarrón para comenzar a sentarse de otro modo en el que se vean los unos a los otros. También estamos trabajando en una propuesta para modificar el concepto de evaluación. Hoy, la calificación es percibida como un castigo. Y muchas veces, la nota en una prueba no mide la real capacidad de un alumno, que puede estar pasando por algún mal momento emocional o angustiado por la presión de querer dar lo mejor de sí.  Por eso, creemos que puede ser mejor evaluar a partir de ejecución consecutiva de tareas, en vez de una prueba tradicional que solo nos muestra un instante. Pero este es un cambio al que debemos darle primero participación a toda la comunidad. Otro cambio que debemos dar se relaciona con el tiempo que el estudiante permanece en la escuela. Necesitamos sumarle un contraturno en el que la escuela ofrezca otras actividades -arte, música, ciencias, audiovisual- que cautiven al estudiante, lo estimulen, le dé alegría, sean innovadores, lo atraigan y lo preparen para la vida. Y hay más. ¿Por qué la escuela no puede preparar a los estudiantes para emprender, para preparar su propio negocio? Ese es otro cambio que estamos realizando en cuanto al concepto de escuela.

En ese segundo turno también se podría enseñar programación, ¿no?

Sí, clases de programación, de robótica, de producción audiovisual y también, claro, de música, danza, artes plásticas. En este segundo turno buscamos que las materias no sean puntuales sino que encajen en la vida y en el currículo de la escuela. Otro desafío es reducir los tiempos de la educación profesional. En Brasil, por ejemplo, la educación profesional dura cuatro años. Quien realiza estudios profesionales busca ingresar al mercado laboral, por lo tanto, cuanto menos tiempo permanezca en la escuela más rápido podrá conseguir trabajo. La idea es bajar los cuatro años a tres y si fuera necesario aumentar la carga horaria para agilizar el proceso de formación. Y más, brindarle la oportunidad de cambiar de estudios si en la mitad de su formación se da cuenta que esa no es su profesión o prefiere estudiar otra cosa. De esta forma, lo ayudamos a que no abandone su formación y que estudie lo que él crea es su vocación.

Mencionó la importancia de la participación de la familia y la sociedad en el proceso educativo. ¿Y el sector empresario?

Las dos cosas son importantes. La participación de la familia y la participación de la comunidad, la ciudad y la economía. La familia, por el apoyo inicial. Es importante que la escuela aliente la participación de la familia. Y que la familia no sólo preste atención a las calificaciones y el desempeño de los estudiantes, sino que los acompañen, se acerquen a la escuela y tengan una presencia real. Y ahí, tal vez descubran que la escuela ofrece cursos para padres en temáticas que pueden resultarles de interés y que ellos no tuvieron oportunidad de estudiar cuando eran jóvenes. Un segundo paso es la participación de la escuela con la comunidad y la comunidad con la escuela. Si uno estudia en una escuela es porque pertenece a una comunidad. Muchas veces nos vemos en la obligación de reforzar la seguridad de algunas escuelas. Sin embargo, cuando la escuela está abierta a la comunidad, es la misma comunidad la que la protege, se la apropia. Un tercer aspecto es la relación de la escuela con la economía local. Los alumnos serán los próximos profesionales de las empresas que actúan en la comunidad. Entonces, es importante que las empresas también se involucren en la escuela, contribuyan y se acerquen a la escuela; por ejemplo, para presentar experiencias. Es mucho más fácil aprender física, matemáticas, biología o química viendo una experiencia concreta, viendo cómo un conocimiento se procesa en el mundo laboral en vez de estudiar fórmulas matemáticas o químicas que en el aula pueden resultar abstractas. Además, es importante el ofrecimiento de pasantías y becas por parte de las empresas, así como de puestos de trabajo.

El Estado de Bahía creó un programa llamado Primer Empleo mediante el cual el gobierno va a poner a disposición nueve mil vacantes laborales. En nuestras escuelas de formación profesional, los alumnos mejor calificados van a tener el derecho de elegir una vacante para trabajar en el Estado o en la propia escuela, o en el hospital público o en cualquier otra dependencia estatal. Para fortalecer este programa, ahora estamos convocando también a las empresas para que sumen vacantes a Primer Empleo. Por lo tanto, esta sinergía escuela-familia-comunidad-economía nos permite hacer de la escuela un camino para la vida.

El Estado de Bahía organizará el año que viene el Encuentro Internacional Virtual Educa. ¿Qué importancia e impacto estiman que tendrá?

Virtual Educa es la gran plataforma de estos últimos tiempos. No es una feria, no es un local para vender tecnología o comercializar pantallas bonitas o el software con más aplicaciones. Es un espacio para abrir caminos. Es un middleware, un intermediario que genera vínculos y que en este caso logra vincular todo lo que se produce en el mundo de la tecnología y de los contenidos, todas las experiencias y discusiones sobre cómo facilitar cobertura, conectividad, universalidad, calidad y hasta precios, con lo que la escuela  quiere y necesita. Pero es más, es un gran coloquio, un congreso enorme donde podemos conocer las mejores experiencias y escuchar las grandes necesidades, en un entorno que facilita la posibilidad de encontrar soluciones. Eso es lo que nosotros queremos llevar a Bahía; este middleware, esta experiencia de dieciocho años, en un momento en que nos encontraremos en Bahía con muchos de nuestros proyectos ya consolidados, sin tener sin embargo soluciones definitivas, ya que éstas nunca llegarán por el propio dinamismo de los acontecimientos. El gran objetivo de Virtual Educa Bahía de 2018 es mirar las metas de la Agenda 2030 y preguntarnos si llegamos, si superamos las barreras, si aseguramos que ningún niño está fuera de una aula de clases, si logramos que todas las escuelas tengan conectividad y que todos tienen acceso a los contenidos educativos…

Espero que en Salvador de Bahía, Virtual Educa pueda dar un salto más al recibir al continente africano. ¡Y qué mejor que esto suceda en Bahía, la «segunda África»! Vamos a recibir al continente africano, vamos a recibir a toda América Latina junto a experiencias de los Estados Unidos, Canadá y Europa. Nuestro esperanza es que en 2018 Virtual Educa llegue a los corazones de la gente, a sus mentes, a tocar y transformar sus vidas. Y que sea una vidriera para mostrar al mundo lo que hemos avanzado, enseñar el camino recorrido y que éste sirva de experiencia para otros.

A N U N C I O