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La evaluación formativa beneficia la autonomía de las y los estudiantes y hace visible los aprendizajes

Un llamado para recoger “Experiencias de evaluación formativa entre miembros de comunidades educativas latinoamericanas” fue realizado por la UNESCO a través del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) en septiembre de 2020. La consulta en línea sobre paso las expectativas de respuesta recibiendo alrededor de 10.300 evidencias sobre lo que se está realizando en el tema en las escuelas de la región. Si bien los datos no son representativos de los sistemas educativos de los países participantes, sí muestran ciertas tendencias entre un grupo de docentes que tienen interés y experiencia en evaluación formativa.

Los resultados de la información recogida fueron recopilados en el documento “Experiencias de evaluación formativa entre miembros de comunidades educativas latinoamericanas. Caracterización de los resultados de encuesta de la UNESCO sobre evaluación formativa” que da cuenta de los desafíos de las y los maestros durante estos últimos meses en términos de evaluación y evidencia grandes retos como el acceso a las TIC y la necesidad de pensar en una educación híbrida para los próximos años.

La evaluación formativa surge como una respuesta a la pregunta sobre cómo seguir obteniendo información clara respecto a qué están aprendiendo las y los estudiantes para poder retroalimentarlos en su proceso se aprendizaje, atendiendo a los complejos contextos en que se aprende y evalúa en pandemia, donde el confinamiento, la ansiedad y las brechas entre los estudiantes deben tomarse en cuenta.

Los desafíos identificados levantan una alarma: según lo manifestado por quienes respondieron esta consulta, si bien las escuelas parecen estar apoyando a las y los docentes, estos perciben una saturación y mayor carga laboral al intentar atender a todos sus estudiantes. Sin embargo, la mayoría ve como positiva la posibilidad que han tenido de atender la diversidad de sus estudiantes, con un énfasis en el apoyo emocional y una efectiva priorización curricular centrada en la autonomía del estudiantado y en la retroalimentación de los aprendizajes, además de una gran motivación por innovar, aprender y hacer las cososas distintas como maestras y maestros.

Es necesario seguir avanzando en instancias donde los y las docentes puedan aprender sobre formas concretas de aplicar evaluación formativa en el aula virtual o híbrida de hoy. Si bien evaluar es uno de los componentes clave del aprendizaje, es innegable que los mecanismos de evaluación tradicionales se han puesto en tensión, dadas las condiciones de aprendizaje actual y frente a las limitaciones que tienen las y los docentes para retroalimentar los aprendizajes. Asimismo, se consultó sobre los beneficios de este tipo de evaluación. La mitad de quienes respondieron hicieron referencia a que con esta modalidad se logra que los estudiantes sean más autónomos, comprometidos y protagonistas.

Cuando los docentes implementan la evaluación formativa, estos señalan que los estudiantes se motivan más y que ellos mismos como maestros cambian la manera en la que piensan acerca de la enseñanza. Esta pesquisa nos da luces de lo que ya parecía evidente: Esta es una oportunidad para transformar nuestros sistemas educativos y la experiencias de aprendizaje, poniendo en el centro a los estudiantes, quienes están aprendiendo a aprender y siendo protagonistas en estos tiempos de complejidades.

Carlos Henríquez, coordinador del LLECE en OREALC/UNESCO Santiago

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