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Nunca es tarde para invertir en habilidades del siglo XXI

¿Podremos seguir trabajando y progresando laboralmente en un mundo que está en constante transformación? La generación actual de trabajadores no solo vivirá en promedio 16 años más que sus padres, sino que lo hará en un ambiente afectado drásticamente por el cambio tecnológico.

Factor Trabajo es el blog de la División de Mercados Laborales del BID que se propone mejorar vidas con empleos de calidad para el desarrollo de América Latina y el Caribe.

A diario conocemos casos de robots capaces de hacer tareas que pensábamos que solo los humanos podríamos realizar. De ahí la creciente necesidad de invertir continuamente en nuestro capital humano: no solo necesitamos habilidades digitales cada vez más complejas, sino también las llamadas habilidades blandas, que parecen ser esenciales para navegar en un mundo cambiante y cada vez más incierto. El rango de habilidades necesarias en el siglo XXI, entonces, es amplio. Ante este escenario, cabe preguntarse qué pasa si no tenemos esas habilidades que demanda el mercado. ¿Seremos capaces de aprenderlas y actualizarnos? ¿Cómo podemos reconvertirnos como profesionales?

Capacitación en comunicación y liderazgo: una intervención rentable y exitosa

Por muchos años, parecía que la ventana de oportunidades para aprender estaba principalmente en la niñez y adolescencia, pero estudios recientes muestran resultados esperanzadores en relación a la adquisición de habilidades blandas en edades más avanzadas. Ahora bien, en la práctica, hay muy poco consenso acerca de cuáles son las intervenciones que pueden generar ese tipo de cambios en las personas. Justamente por esto, decidimos entender mejor la formación de habilidades blandas en adultos y generar nueva evidencia para determinar si es posible que los adultos podamos cambiar nuestras habilidades y si las mejoras en habilidades pueden volvernos más productivos.

Estudios recientes muestran resultados esperanzadores en relación a la adquisición de habilidades blandas en edades más avanzadas.

Durante dos años diseñamos, implementamos y evaluamos rigurosamente un “experimento” de capacitación dirigido a trabajadores de una de las empresas más grandes del comercio minorista de indumentaria en América Latina y el Caribe. La capacitación se enfocó en mejorar las habilidades de comunicación y liderazgo, identificadas por supervisores y trabajadores de la empresa y asesores expertos como esenciales para el desempeño exitoso y la mejora de las ventas. Estas dos habilidades no solo son importantes para la empresa en la que realizamos el experimento: según un estudio reciente de LinkedIn, en donde participaron más de 200 empresas en Estados Unidos, Asia y Europa, comunicación y liderazgo son las habilidades más demandadas por los ejecutivos, supervisores y encargados de recursos humanos.

Durante dos años diseñamos, implementamos y evaluamos rigurosamente un “experimento” de capacitación dirigido a trabajadores de una de las empresas más grandes del comercio minorista de indumentaria en América Latina y el Caribe.

Los resultados de este estudio fueron sorprendentes. En menos de tres meses, los supervisores y trabajadores que fueron seleccionados para recibir la capacitación aprendieron, aplicaron su nuevo conocimiento en el trabajo y aumentaron su productividad. El entrenamiento a jefes de tienda, que consistió en un programa interactivo de treinta horas en habilidades de liderazgo y gestión de equipos de trabajo, incrementó sus habilidades de liderazgo y, como resultado, su productividad y la de los vendedores de su equipo (medida en ventas mensuales y número de ventas por trabajador). El personal de ventas, por su parte, recibió doce horas de formación en habilidades de comunicación en el ambiente laboral que también se tradujeron en mejoras en productividad. Podemos decir entonces que la inversión en capacitación fue muy rentable, ya que en poco tiempo la empresa vio aumentar sus ventas y los trabajadores sus bonificaciones por el aumento en las ventas.

Nuestra investigación también documentó la importancia de apostar por la colaboración dentro de las tiendas. El entrenamiento a jefes de tienda incrementó la productividad de los vendedores, inclusive de aquellos que no fueron seleccionados para recibir capacitación directamente. De hecho, el entrenamiento de los jefes no solo ayudó a que los vendedores que no fueron capacitados aumentaran sus ventas, sino que, como muestran los resultados a nivel de tienda, habrían complementariedades con el crecimiento de las habilidades del personal de la tienda.

Calidad, pertinencia y acompañamiento

De todo esto aprendimos que mejorar las habilidades blandas de los adultos sí es posible, y que puede hacerse con cursos cortos en el lugar de trabajo. Sin embargo, es necesario diseñar cursos que sean de alta calidad. También, hace falta garantizar los más altos estándares en la implementación, que la formación sea pertinente al modo de operar de la empresa, y que los formadores reciban la mejor capacitación y acompañamiento. En este ámbito, los programas para “entrenar a los entrenadores” garantizan alta calidad en la formación y generan un modelo sostenible que se puede replicar en el tiempo a bajo costo.

Aprendimos que mejorar las habilidades blandas de los adultos sí es posible, y que puede hacerse con cursos cortos en el lugar de trabajo.

Aunque no puedan extrapolarse a todos los contextos, estos resultados son alentadores. Para los adultos, son un llamado a tomar impulso para seguir aprendiendo. Para los hacedores de política, invitan a pensar en al menos tres aspectos cruciales a ser considerados por las políticas enfocadas en mejorar los resultados del mercado laboral: el potencial de alianzas público-privadas para invertir en habilidades, la importancia de las capacidades institucionales y de gestión pública, y el rol fundamental de los mecanismos de aseguramiento de calidad y pertinencia. Este estudio es la primera evidencia para América Latina y el Caribe sobre cómo intervenciones de capacitación hechas de la mano de las empresas y a medida de sus necesidades sí pueden potenciar el capital humano durante la adultez.


Este artículo fue publicado originalmente en el blog Factor Trabajo del BID.

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