El avance hacia la
sociedad del conocimiento, donde “lo que se sabe y como se transmite lo que se sabe” ha pasado a ser determinante, ha provocado una profunda revisión de las prioridades políticas y económicas de los países. Al mismo tiempo, la capacidad de las industrias culturales para crear imagen/país, para desarrollar entornos de afinidad en los mercados exteriores y para inducir a decisiones de compra se ha revelado igualmente decisiva para las economías globales.
Este conglomerado educativo-cultural se ha convertido en un poderoso instrumento que genera importantes recursos económicos y permite ganar influencia en el mundo, por lo que - como tal - ocupa un lugar destacado en la agenda estratégica de los principales países occidentales.
El nexo común de estas actividades se encuentra en el papel central que la lengua ocupa en cada una de ellas. Hace una decena de años en el Reino Unido se publicó el informe “English as a World Commodity”, en el que se presentaban resultados pormenorizados y se efectuaba un análisis DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas, oportunidades) de la segunda industria del país - según informaciones actualizadas, la primera a día de hoy -, esto es, el inglés como recurso económico.
En nuestro caso, la potencialidad del español como creador de riqueza encuentra su acomodo directo en sectores específicos (tales como el educativo, editorial, audiovisual y musical) o transversales (el español en la Red), que lo utilizan como herramienta principal de su actividad y que tienen no sólo un valor cuantitativo cada vez más importante sino sobre todo un valor cualitativo, en la medida que abren nuevas posibilidades al resto de nuestros productos y servicios.
No obstante, el desarrollo del concepto del “Español como Recurso Económico” y su aplicación práctica se iniciaron únicamente en los años noventa, propiciados por la Asociación para el Progreso del Español como Recurso Económico (o E/RE).
E/RE ha sido instrumento primordial para la ejecución del programa de actuaciones de promoción de estos sectores económicos llevadas a cabo por el Instituto de Comercio Exterior (ICEX), perteneciente a la Secretaría de Estado de Comercio y Turismo del Gobierno Español, a través de sucesivos planes sectoriales desde 1996, prioritarios en el marco de su Plan de Internacionalización.
Tales actuaciones, cuyos resultados han sido extraordinariamente positivos, demuestran que hay un sector perfectamente definido vinculado a las industrias del español como activo con vocación internacional. Un Plan Estratégico sectorial para las Industrias del Español debe, en nuestra opinión, definirse y evaluarse periódicamente en un encuentro específico, que agrupe tanto a los responsables políticos como los representantes del sector.
Desde la perspectiva iberoamericana, la propuesta de creación de un Espacio Iberoamericano del Conocimiento, o la elaboración de una Carta Cultural Iberoamericana (recogidas en la Declaración de Salamanca, XV Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, 14-15.10.2005), reflejan unas pautas de trabajo convergentes con los ámbitos políticos, económicos y sociales, lo que permite desarrollar proyectos multitemáticos y transversales como el aquí explicitado, que pudiera ser uno de los referentes de la Cooperación Iberoamericana.