Los trabajadores en el futuro deberán estar listos para desempeñar empleos altamente calificados. Para estar preparados, es crucial que los países inviertan en capital humano, es decir en salud, habilidades, conocimiento, experiencia y hábitos de una sociedad.
El “capital humano” —es decir, el potencial de los individuos— será la inversión de largo plazo más importante de los países para la futura calidad de vida y prosperidad de su población.
Esta es una de las ideas centrales del próximo Informe sobre el desarrollo mundial 2019: La naturaleza cambiante del trabajo del Banco Mundial. La frontera para las competencias avanza más rápido que nunca. Los países deben apurar el paso ahora y preparar a los trabajadores para los enormes desafíos y oportunidades que están siendo impulsados por el cambio tecnológico.
Pero sin un esfuerzo mundial urgente y concertado para desarrollar el capital humano, una gran cantidad de personas y países enteros están en peligro de ser excluidos de la prosperidad futura. Los Gobiernos pueden desempeñar un papel fundamental en la transformación del capital humano, porque la pobreza, la desigualdad y otros obstáculos impiden a las familias invertir en la salud y la educación de sus hijos.