Agenda 2030: ¿en qué estado se encuentran los Objetivos de Desarrollo Sostenible?

Un año más, Naciones Unidas presenta el Informe sobre el estado de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El informe muestra que, si bien se han logrado avances en algunas áreas, a casi una década del año 2030, todavía existen enormes desafíos. A continuación, presentamos las principales conclusiones:

3, 7 y 8, los ODS con expectativas más optimistas

Salud y bienestar (ODS 3), energía asequible y no contaminante (ODS 7) y trabajo decente y crecimiento económico (ODS 8) son los Objetivos que desprenden mayores expectativas de cumplimiento. Aunque existen puntos a mejorar, el ODS 3 indica grandes progresos en la mejora de la salud de millones de personas: han disminuido las tasas de mortalidad materna e infantil, la esperanza de vida sigue aumentando en todo el mundo y la lucha contra determinadas enfermedades infecciosas ha progresado de manera sostenida. Por otro lado, la energía se está volviendo más sostenible y accesible. Ha comenzado a acelerarse el acceso a la energía eléctrica en los países más pobres, la eficiencia energética sigue mejorando y la energía renovable está logrando avances impresionantes en el sector eléctrico. En cuanto al ODS 8, podemos decir que el PIB real per cápita y la productividad laboral han aumentado y el desempleo ha vuelto a caer a los niveles anteriores a la crisis financiera.

Las asignaturas pendientes para la Agenda 2030

Crecen las desigualdades en todos los sentidos

La desigualdad de ingresos (ODS 10) continúa aumentando en muchos lugares del mundo, aunque un 40% de la personas más pobres ha visto aumentar sus ingresos. En cuanto a la erradicación de la pobreza, no se tienen expectativas de alcanzar ODS 1 en 2030, año para el cual se estima que se sitúe en el 6%.  Las estadísticas referentes al hambre (ODS 2) son aún más negativas dado que la cantidad de personas que padecen hambre continúa en aumento desde el año 2014. La educación (ODS 4) es otro de los factores que hace que esta desigualdad aumente. A pesar de los años de crecimiento estable de las tasas de matriculación, más del 55% del total mundial de niños y adolescentes no alcanzan un nivel mínimo de competencia en lectura y matemáticas, lo que deja por detrás a estas economías a la hora de competir a escala global. Por otro lado, aunque se han registrado grandes avances en igualdad de género, las leyes y las normas sociales discriminatorias permanecen muy generalizadas, así como las prácticas lesivas y otras formas de violencia contra mujeres y niñas.

El informe, además, deja patente que una de las principales causas de esta situación general de desigualdad son los constantes conflictos y la vulneración de derechos humanos. En este sentido, los resultados arrojan una situación preocupante en el ODS 16: Paz, justicia e instituciones sólidas, en el que se afirma que no se ha hecho ningún avance importante en los últimos años que contribuya a poner fin a la violencia, promover el estado de derecho o reforzar las instituciones en todos los niveles ni aumentar el acceso a la justicia.

El aumento de la población y el crecimiento en las ciudades requiere una mayor inversión en innovación e infraestructuras

La rápida urbanización y el crecimiento de la población superan el ritmo de la construcción de viviendas adecuadas y asequibles (ODS 11). Esto provoca una cantidad creciente de habitantes de barrios marginales, así como infraestructuras y servicios inadecuados y sobrecargados. Y es que, a pesar del reciente progreso, la industrialización en los países menos adelantados sigue siendo demasiado lenta para alcanzar la meta fijada para el año 2030. Esto se produce en gran parte por la escasez de servicios financieros que necesitan para crecer e innovar (ODS 9), ya que, aunque proporción del PIB mundial invertida en investigación y desarrollo (I+D) aumentó del 1,52% en 2000 al 1,68% en 2016 siguen existiendo grandes disparidades entre las regiones.

El consumo desmesurado de los recursos aumenta la escasez en los países menos desarrollados

Cada vez se utilizan cantidades mayores de recursos naturales para apoyar la actividad económica. La eficiencia con la que se utilizan estos recursos no ha cambiado a nivel mundial, lo que hace que la generación de residuos siga creciendo (ODS 12). En concreto, la huella ecológica mundial ha aumentado un 113% desde el año 1990. En este punto es necesario matizar que el consumo se produce mayoritariamente en los países más ricos, que dependen en gran medida de los recursos extraídos de los países más pobres, lo que genera un reparto desigual de los mismos.  El agua (ODS 6) es un ejemplo ello. Su demanda ha superado el crecimiento demográfico y la mitad de la población mundial, principalmente originaria de los países menos desarrollados, actualmente sufre una escasez de agua grave durante al menos un mes al año. La mayoría de los países del mundo han reconocido la importancia de coordinar mejor el uso de los recursos, especialmente los hídricos, y han implementado planes integrados para su gestión. Sin embargo, aún se necesita redoblar los esfuerzos para que esta gestión sea sostenible y equitativa.

Los Objetivos medioambientales reclaman una acción urgente para la conservación del planeta

El cambio climático (ODS 13) es el mayor desafío para el desarrollo sostenible. Los datos muestran cómo sus efectos están produciéndose a un ritmo más acelerado de lo previsto: la temperatura media mundial durante 2018 superó en 1ºC la línea de base preindustrial, lo que hace que el nivel del mar siga aumentando a un ritmo sin precedentes. Además, los efectos positivos que podría ocasionar el océano (ODS 14) para paliar este cambio se están viendo limitados por la acidificación del mismo, que se prevé que aumentará de 100 al 150% para finales de este siglo, lo que provoca a su vez la pérdida de biodiversidad en este ecosistema. Por otro lado, a pesar de que la pérdida de bosques (ODS 15) es menos acentuada, continúa a un ritmo alarmante. Según un informe reciente de las Naciones Unidas, un millón de especies de plantas y animales están en peligro de extinción y se estima que el 20% de la superficie terrestre ha sido degradada entre los años 2000 y 2015.

Son muchas las medidas que se están adoptando entre los países para paliar los efectos del cambio climático y contribuir a la mejora de los hábitats marinos y terrestres: las corrientes financieras relacionadas con el clima han aumentado, la extensión de las zonas marinas protegidas se ha duplicado desde el año 2010 y los compromisos internacionales están forjando enfoques innovadores para la conservación de la biodiversidad. Sin embargo, la aceleración de los niveles C02 y pérdida de biodiversidad exigen un nivel de acción más elevado si queremos un mundo viable para 2030.

En definitiva, aunque prácticamente todos los países están tomando medidas para el cumplimiento de los 17 ODS y ya se empiezan a ver resultados positivos, la situación actual de la Agenda 2030 reclama más acción de forma urgente en áreas clave como la desigualdad, el cambio climático y la generación de residuos, entre otras. Para ello, el informe también identifica medidas que pueden impulsar el progreso en todos los Objetivos de Desarrollo sostenible: incrementar la financiación, crear economías más sostenibles e inclusivas, apostar por instituciones más eficaces, implantar medidas a nivel locales, mejorar el uso de los datos y aprovechar las ventajas que nos proporciona la ciencia, la tecnología y la innovación, son algunas de ellas.

A N U N C I O