por Martha Castellanos Saavedra, vicerrectora académica nacional de Areandina.

La competencia por lograr el mejor modelo de inteligencia artificial con lenguaje natural apenas empieza, hoy vemos cómo ChatGPT cuenta con nuevos competidores como Bard de Google y LLaMA de Meta, al tiempo que Elon Musk trabaja en sus propios desarrollos. Una puja imparable donde se observan mejores desarrollos a tal velocidad, que tan solo 4 meses después de su lanzamiento, el api de ChatGPT redujo su costo 10 veces.

Por ello, es necesario dejar de gastar tiempo e ideas en evitar el uso de la IA y su natural masificación. Se debe observar cómo ésta contribuye al desarrollo de la humanidad potenciando el quehacer laboral y productivo de cada persona. Si ChatGPT está escribiendo con una estructura lógica incluso mejor que la que emplean los expertos, ¿no será que ellos deben darle cabida a la creatividad, autenticidad y sencillez en la escritura?

Si los modelos de IA escriben conceptos jurídicos, ¿no será mejor que el abogado analice la congruencia y veracidad de los resultados de ChatGPT y además aproveche para comprender de fondo el contexto y los intereses de las partes para luego enriquecer lo arrojado por la IA?

ChatGPT puede potenciar el quehacer laboral, ahorrando tiempo en el desarrollo de ciertas actividades dispendiosas y/o rutinarias, llevándolo a que analice cómo puede generar mayor valor agregado desde su conocimiento profesional. La alerta que se genera en redes sociales y medios de comunicación sobre el posible reemplazo de ciertas profesiones por cuenta de la IA, tiene sus bemoles.

Es poco probable que un arquitecto vaya a utilizar ChatGPT para defenderse en una audiencia judicial, para ello contrata un abogado, o que un administrador de empresas programe un código a nivel de producción para analizar la fluctuación de los ingresos de su empresa, para ello contrata un programador. Los modelos de IA son especialmente útiles para los profesionales que tienen algún conocimiento, aunque sea básico, en las funcionalidades que ChatGPT arroja.

Aunque los modelos de IA pueden reemplazar oficios rutinarios, aquellos especializados, pueden incluso potenciarse, poniendo presión hacia el cambio, ajustando la esencia de varias actividades e incluso, promoviendo la innovación desde el fomento a la exploración de nuevos mercados y servicios por ofertar.

Incluso la IA puede hacer que la calidad de vida aumente toda vez que los humanos no tendrán que dedicarse muchas horas a actividades que éste arroja fácilmente, en cambio dedicarse a aquello que aporta valor.

Esta situación en la que los modelos de IA generan resultados sorprendentes en la mayoría de los casos y de dudosa procedencia algunas veces, nos enfrenta a la necesidad de entender las capacidades, funcionamientos y posibilidades de las nuevas tecnologías, lo que solo se logra si continuamos en el camino del aprendizaje, adaptando nuestras capacidades adquiridas a estas nuevas herramientas.

Competencias como el pensamiento crítico, el conocimiento de un sector o habilidad particular, serán diferenciadores en el futuro cercano, donde como humanos y profesionales trabajaremos junto a los algoritmos para generar cada vez mejores resultados que impacten la humanidad de forma positiva. Hoy más que nunca, debemos ser humanistas digitales para que ChatGPT nos potencie y no nos destruya.


Martha Patricia Castellanos Saavedra es vicerrectora académica nacional de Areandina. Este artículo fue publicado originalmente en La República (Colombia). Lea el original.

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