La tecnología está transformando muchas esferas de la sociedad humana. Junto con la educación, la tecnología tiene evolucionado hacia su integración significativa en el acceso a la información y el proceso de construcción de conocimiento.
Esta proximidad entre la tecnología y la educación ha revolucionado el entorno del aula y las experiencias de enseñanza/ aprendizaje, lo que lleva a mejorar el rendimiento académico y las experiencias de aprendizaje.
Mientras un pequeño grupo de individuos de mentalidad más conservadora se muestran escépticos con respecto a la integración de la tecnología en el aula, los méritos parecen ser evidentes. Ahora la pregunta sigue siendo: ¿Cómo se utiliza mejor la tecnología en el aula y cuáles son las ventajas potenciales? Entre otros, y solo por nombrar algunos, están la habilidad de aplicar conceptos a la vida diaria; mejora de las tasas de retención; ser competitivos en el siglo XXI; aprender a su propio ritmo; y aumentar el tiempo de uno a uno entre el maestro y el estudiante.
Uno de los principales argumentos a favor de la integración de la tecnología en la experiencia de aprendizaje es que los estudiantes deben desarrollar la habilidad de aplicar conceptos a sus vidas diarias con facilidad.
Las competencias tecnológicas son fundamentales para tener éxito en el mercado laboral contemporáneo. En el pasado, los trabajos que pueden no haber tenido un componente tecnológico pueden tenerlo ahora.
La educación no consiste solo en memorizar hechos y aprobar exámenes. Sin embargo, se ha observado que la aplicación de la tecnología en la educación ayuda a los estudiantes a retener mejor la información. Por ejemplo, algo tan simple como presentar material en forma de PowerPoint en oposición a los libros de texto tradicionales puede influir positivamente en cuánta información retienen los estudiantes.
En este contexto, los estudios muestran la efectividad de la tecnología para mejorar las tasas de retención. Los resultados son impresionantes con una mejora observada en cuanto al contenido que recuerdan los estudiantes.
La educación también se trata de resolver problemas complejos esenciales para una situación particular y trabajar con otros (aquí estamos hablando de competencias sociales, como comunicación, colaboración, espíritu de equipo).
La tecnología educativa en el aula ayuda a preparar a los alumnos para su futuro y les brinda las herramientas necesarias para acompañar a esta economía digital en constante cambio y expansión.
El hecho es que una gran parte de su vida cotidiana está estrechamente relacionada con la tecnología, por lo que llevarla al entorno del aula parece ser una progresión natural.
Además, para los niños de hoy la tecnología es como una segunda naturaleza. Por lo tanto, eliminar la tecnología del entorno de aprendizaje sería como alienar una parte vital de sus competencias.
También en los escenarios raros donde los estudiantes no son expertos en tecnología, hay una causa mayor para integrar la tecnología de manera significativa en la experiencia de aprendizaje.
Ambos escenarios comparten un hecho común e innegable de que ser competitivo en el siglo XXI requiere la necesidad de finura tecnológica.
La tecnología educativa puede ayudar a los estudiantes a estudiar a su propio ritmo. Por ejemplo, un gran porcentaje de aplicaciones permite el aprendizaje personalizado. Esto significa que los alumnos tienen la oportunidad de aprender de acuerdo con sus necesidades y habilidades personales.
Además, los métodos de enseñanza que involucran tecnología también pueden ser aliados para los maestros porque les da suficiente tiempo para trabajar individualmente con estudiantes que pueden tener dificultades.
Sin embargo, uno de los mayores desafíos con respecto al cambio de los métodos pedagógicos conservadores a las necesidades y demandas del momento en que vivimos es, de hecho, la preocupación de ser el primero; el estudio de caso inicial.
Recuerde que los primeros también son otra cosa: ¡pioneros!