Su génesis como una educación superior con menores recursos económicos por estudiante y orientada a sectores con menores capitales culturales, marcaron esa realidad de ser una enseñanza de inferior nivel de calidad por estar focalizada en sectores sociales que no ingresaban a las universidades tradicionales presenciales en muchos países.

por Dr. Claudio Rama, director del Observatorio de la Educación Virtual de Virtual Educa.

Fue una realidad en sus inicios en la región también por el traslado de modelos europeos diferenciados y en los cuales existían además exámenes nacionales de los colegios profesionales para el ingreso a los mercados de trabajo, y por el tipo de tecnologías que no siempre construyó las interacciones y apoyos académicos necesarios.

Pero la educación a distancia es una modalidad nueva que se ha ido mejorando con el tiempo, y especialmente por su articulación con el avance de las tecnologías digitales de comunicación e información, la construcción de modelos de enseñanza y aprendizaje más complejos y el desarrollo de mejores recursos didácticos así como de la creación de plataformas digitales.

Así, hoy la educación a distancia virtual, no tiene nada que ver con la tradicional educación a distancia de hace 50 años cuando tuvo su génesis en el nivel universitario.

La pandemia ha mostrado claramente la enorme eficacia de la educación a distancia virtual, y está tirando abajo muchos de los mitos que han marcado el tradicional rechazo de quienes no tenían muchos conocimientos en el tema.

La pandemia en este sentido desde el punto de vista educativo, en tanto implicó un enorme experimento social y de práctica de la educación a distancia virtual, nos ha deparado múltiples nuevas visiones y la caída de muchos de los mitos. Veamos algunos de los mitos que se están cayendo.

Primer mito: hay baja capacitación docente

El primer mito que se ha caído refiere a la creencia de que los profesores no están capacitados para trabajar en educación a distancia, que existen enormes dificultades para la formación dado que son en su mayoría migrantes digitales, han sido educados bajo modelos presenciales, y que no están dispuestos a salir de sus espacios de confort.

La realidad muestra la enorme velocidad de las capacitaciones docentes, la enorme participación en esos procesos y la eficiencia de los aprestamientos docentes, más allá de la ductilidad de las nuevas tecnologías de educación virtual tanto sincrónica como asincrónica.

Segundo mito: los estudiantes universitarios no tienen equipamientos para aprender en red

La expansión de los equipamientos de conectividad móviles y de estaciones, junto con el avance de la conectividad ha mostrado que los problemas de equipamientos y conectividad, han sido bajos y que además se han reducido rápidamente en la pandemia.

El escaso acceso al modelo presencial de educación superior por parte de los sectores de bajos ingresos, la enorme expansión de la telefonía móvil y de los celulares inteligentes, y las redes digitales, han mostrado que la educación virtual tiene amplia accesibilidad, e inclusive con menos limitaciones que la educación presencial que requiere movilidad y tiene reducida flexibilidad.

Las compras de equipamiento por parte de la UDELAR fueron incluso limitadas y los procesos de enseñanza virtual se han mantenido sin impactos negativos importantes.

Tercer mito: existe alta deserción de la educación a distancia virtual

La deserción que en educación semipresencial y a distancia es elevada (como lo investigamos en el libro (La deserción en educación a distancia (UAPA-Virtual Educa), se reduce enormemente en la dinámica virtual.

La experiencia de los procesos de educación superior en la región, incluyendo los datos de Uruguay de la UDELAR y de las Universidades privadas, muestra que la deserción durante el año 2020 ha sido similar o incluso menor que en los otros años en el contexto de educación presencial.

En Colombia cuyo Ministerio de Educación sigue con muy precisas metodologías de cohorte el seguimiento de los estudiantes, muestra ya desde hace años, que la deserción no refiere a la modalidad sino a los modelos educativos y que instituciones a distancia tienen indicadores de deserción incluso menores a la educación presencial.

Cuarto mito: las evaluaciones de aprendizajes no se pueden realizar con garantías en la educación virtual

Durante este año, se verifico en las instituciones de educación superior un fuerte avance en nuevas metodologías de evaluación, altamente diferenciadas y eficientes.

Desde la masificación de los sistemas de escogencia múltiples (ya ampliamente desarrollados en la Facultad de Medicina de UDELAR y varias instituciones privadas) que incluyen sistemas aleatorios de cambio de preguntas y de contenidos, a la realización de defensas y exámenes sincrónicos en plataformas, a la instrumentación de sistemas más complejos de vigilancia virtual, la utilización de sistemas de anti-plagiarismo, o sistemas de evaluación continuos con evaluaciones automatizadas, se ha podido evaluar la eficacia superior de los nuevos sistemas de evaluación en con apoyo en red

Quinto mito: rechazo estudiantil a la educación virtual

Las evaluaciones de satisfacción que tradicionalmente se realizan en las instituciones a los estudiantes, y especialmente en las instituciones privadas, se han utilizado con mucha mayor intensidad en estos meses en toda la educación superior para poder hacer un seguimiento más eficiente a los impactos de la no presencialidad.

Ha habido además en la región múltiples encuestas de opinión pública y estudios a cargo de Ministerio y todos los datos muestran altos niveles de satisfacción de los estudiantes, con guarismos que alcanzan hasta el 90% respecto a la modalidad virtual.

Muchas de las consideraciones críticas incluso de estos estudios han sido subsanadas con el tiempo y las instituciones de educación superior hoy tienen mejores instrumentos, acciones y recursos técnicos que al comienzo de la pandemia.

Sexto mito: las personas prefieren estudiar en forma presencial

Si bien la situación no permite realizar una comparación objetiva con igualdad de condiciones ya que la educación presencial va a seguir limitada en el nivel superior en casi todo el año 2021, los datos de las inscripciones de los estudiantes a la fecha muestran un incremento, tanto de estudiantes nuevos como de estudiantes en años superiores, lo cual demuestra que hay una mayor disposición de los bachilleres graduados a estudiar, así como un regreso a las aulas de estudiantes que abandonaron anteriormente.

Esta nueva realidad requiere cambiar los paradigmas tradicionales de muchas cabezas. Se sabe que lo más difícil no es aprender, sino reaprender y cambiar nuestras visiones. Pero los datos son lo que debe regir las ideas, y corresponderá a ver las realidades como son, y sin duda para los políticos y los formuladores de políticas educativas.


El artículo se publicó originalmente en el diario La República, de Uruguay. Leer el original aquí.

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