La universidad virtual es una respuesta a las necesidades planteadas por la velocidad del conocimiento en la era actual.
La transformación de las universidades en los últimos 50 años ha sido lenta, pero la pandemia de COVID-19 se convirtió en un catalizador para el cambio: estamos en un momento decisivo para que las universidades se adapten con agilidad a un nuevo entorno más dinámico donde el estudiante actual es diverso y tiene nuevas expectativas.
Universidad virtual: ¿cómo funciona este innovador modelo educativo?
La universidad virtual es una propuesta educativa o un modelo de enseñanza organizado en función de la tecnología. Busca fortalecer el autoaprendizaje mediante el uso de las TIC. Desde una plataforma virtual se ofrece el material a los estudiantes para que estos, de manera no presencial, puedan desarrollar los conocimientos necesarios. Es una especie de centro educativo, sin la necesidad de un lugar físico.
Las universidades virtuales son incluyentes y una verdadera solución para la democratización del acceso a la educación superior.
La universidad tradicional puede hoy día complementarse con las ventajas que ofrece la universidad virtual; al ofrecer la virtualidad como modalidad alterna. Por su lado, las universidades virtuales ajustan sus metodologías al modelo virtual e integran tendencias pedagógicas, ajustadas al entorno virtual. Esto es clave para lograr la evolución del modelo clásico de aprendizaje y alcanzar la efectividad.
Claves del éxito de una universidad virtual
La universidad virtual se convierte en una solución para que las universidades entren con éxito al mundo de la educación digital. Les permite llegar a nuevos mercados de alumnos globalmente y satisfacer las amplias necesidades de sus estudiantes actuales.
Por supuesto, no basta con integrar tecnología y medios electrónicos para desarrollar una universidad virtual: debe haber una transformación disruptiva en las universidades en la cual se consideren las siguientes claves para el éxito:
1. Nuevas formas de colaboración
Las instituciones de educación superior tienen el desafío de forjar relaciones de colaboración interinstitucional para crear y aprovechar nuevas oportunidades. Dicha conveniencia se traslada desde los estudiantes hasta las universidades.
Las alianzas de las universidades virtuales se dan entre las mismas instituciones y proveedores tecnológicos.
Ahora, las redes de aliados no se deben limitar sólo a la colaboración entre universidades. También se extrapolan para forjar alianzas con proveedores EdTech y consultores tecnológicos que ayuden en la transformación tecnológica de los programas.
2. Ampliar las formas de aprendizaje
La oferta debe expandirse para suplir las necesidades de las nuevas generaciones y tipos de consumidor del sector educativo. Esto implica integrar las nuevas formas de aprendizaje y complementarlas con las tradicionales.
La cátedra clásica, tal como la conocemos, en auditorios y salones no desaparecerá. No obstante, hay que optimizar los resultados y abordar holísticamente las necesidades de conocimiento de esta era.
3. Aprendices para la vida
En la universidad virtual se debe ofrecer lo necesario para un aprendizaje permanente e integral. Su alcance debe ir más allá de lo enteramente intelectual y abarcar otros ámbitos de la vida. Hay que enseñar a saber, pero también a ser. Asimismo, hay que ofrecer la formación en saberes y habilidades humanas para todos los cambios que se gestan y los que aún no se vislumbran.
4. Ecosistema para el aprendizaje permanente
Con la convergencia de lo digital y del mundo en general hay que crear ecosistemas para el aprendizaje permanente que faciliten la virtualidad y centralicen todo en un solo lugar. En este ecosistema no es suficiente con la tecnología, también se debe potenciar el talento humano y las personas.
5. Innovación continua
Estar en una zona de confort no es una opción para las universidades virtuales. Las instituciones deben ser inquietas, curiosas y siempre con la visión de innovar y cuestionar el estado actual.
No es para menos, ante el escenario de incertidumbre y de cambios disruptivos en el que vivimos. Para ello, hay que comenzar por cambiar los planes a largo plazo y adoptar un modelo de planeación a corto plazo con prototipos de prueba y error.
Cuatro ventajas de la universidad virtual
1. Apoya al aprendizaje permanente
La universidad virtual facilita el aprendizaje permanente, pues da acceso 24/7 a contenidos de formación. Los estudiantes deciden cuánto tiempo dedican a su aprendizaje y en qué momento hacerlo, lo cual mejora los resultados de los procesos formativos.
2. Permite aumentar la matrícula
Una de las limitaciones del modelo educativo tradicional es la ubicación. De manera que quienes no cuentan con la disponibilidad de trasladarse al campus físico, pierden la oportunidad de aprender o deben desertar si no pueden asistir presencialmente. La universidad virtual permite que un estudiante que cambia de lugar de residencia o de trabajo pueda continuar con su aprendizaje, siendo instituciones inclusivas y brindan respuestas a la democratización de la educación. A su vez, el modelo virtual ayuda a las universidades a cumplir con metas de matriculados, algo esencial para sobrevivir en el mercado.
Con la universidad virtual los centros de educación superior tendrán mayor capacidad de inscripciones para nuevos estudiantes. Esto se produce ya que el acceso se logra desde cualquier aplicación vinculada a la red de la universidad y desde cualquier dispositivo, ya sea en el campus o fuera de él.
Es así como los ingresos de la institución aumentan gracias a las nuevas matrículas.
3. Ofrece un portafolio académico más amplio
Ser una universidad en la virtualidad no tiene por qué competir con la presencialidad. Si se conjuga lo mejor de la educación superior presencial con un portafolio de programas virtuales, se ampliarán las oportunidades para los estudiantes y para la misma institución, al abrir alternativas ventajosas a nivel de rentabilidad y de cuota del mercado. También, mejora la imagen del establecimiento educativo y lo proyecta como una marca con compromiso social e incluyente.
4. La universidad virtual disminuye costos operativos
Ya no es un secreto que la virtualidad reduce costos fijos de planta. Por ejemplo, se evitan costos de servicios como energía, agua, aseo y mantenimiento de establecimientos físicos.
A su vez, se reducen costos operativos de personal de aseo, vigilancia, seguridad y hasta del equipo docente, el cual puede ser más productivo. También se evitan costos de materiales impresos e insumos, necesarios en la enseñanza presencial.
Al virtualizar contenidos y permitir el acceso desde los dispositivos de los estudiantes, las universidades podrán reducir el número y tamaño de las salas de cómputo físicas, logrando una importante reducción de costos.