Muchos de los desafíos actuales del desarrollo sostenible afectan de forma directa a los jóvenes. Por ejemplo, de acuerdo con el último informe de la Organización Internacional del Trabajo, las perspectivas de las mujeres y hombres de entre 14 y 24 años han caído en las principales economías, y existe una gran preocupación por su posición en el mercado laboral y su seguridad financiera. La situación es aún peor en los países de bajos ingresos, donde un gran número de jóvenes se ven abocados a empleos informales, que la OIT califica como esporádicos, mal pagados y fuera de la protección de la ley. En total, unos 71 millones de jóvenes en todo el mundo no encuentran trabajo.
Por otra parte, la pobreza sigue afectando a más de 500 millones de jóvenes, que viven con menos de dos dólares al día. El aumento hasta 124 millones de chicos y chicas que no van al colegio (según datos de 2013 de la UNESCO) o la situación de las mujeres jóvenes, que aún se encuentran por debajo de los varones en la mayoría de indicadores de desarrollo, son solo algunos de los desafíos pendientes con los que se encuentra actualmente la juventud.
Pero la juventud no puede ser considerada como un colectivo vulnerable, sino como uno de los principales activos de cambio para hacer frente a estas problemáticas. En septiembre de 2015, fue aprobada en Naciones Unidas la nueva Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con sus 17 objetivos y 169 metas de desarrollo sostenible para acabar con la pobreza y traer prosperidad para todas las personas. En este proceso de 15 años, los jóvenes están llamados a ser actores esenciales en el logro de estos objetivos. Al estar en la vanguardia del progreso, como empresarios, activistas y líderes comunitarios, los chicos y chicas tienen una enorme capacidad de producir un cambio para ellos, pero también en sus comunidades y el resto del mundo.
La pobreza sigue afectando a más de 500 millones de jóvenes, que viven con menos de dos dólares al día.
Para hacer esto posible, es fundamental que ellos y las organizaciones que dirigen cuenten con el espacio y el reconocimiento para participar en la traducción de la Agenda a la política local, nacional y regional, así como en la implementación, en el monitoreo y la revisión de la misma. En este sentido, la reunión anual del Foro de la Juventud que celebra la ONU esta semana en Nueva York representa una oportunidad única para escuchar sus opiniones, intercambiar ideas y reflexionar de manera conjunta con representantes de los Estados Miembros sobre qué pueden hacer los jóvenes para contribuir al desarrollo sostenible.
En el Fondo para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Fondo ODS) de Naciones Unidas hemos comprobado de primera mano cómo los jóvenes son capaces de liderar estos cambios positivos. Hay ejemplos, como los de Oscar, Yecid y Martha, estudiantes en El Cauca (Colombia), que están utilizando su vivero escolar de plantas autóctonas como herramienta para la recuperación natural y el uso sostenible de las cuencas hidrográficas y los recursos naturales del Macizo Colombiano. De la mano del programa del Fondo ODS, combaten los efectos del devastador incendio ocurrido hace unos años y generan dinámicas positivas que favorecen la restitución de la paz en la zona tras décadas de conflicto.
También es destacable el empeño que están poniendo las mujeres y hombres jóvenes agricultores de Kaduna, que están revolucionando la producción y comercialización del tomate en Nigeria a partir de la apuesta por la formación, la introducción de nuevas tecnologías y técnicas de conservación y la apertura de nuevos canales de venta y mercados internacionales. El proyecto Food Africa destaca además por ser una iniciativa conjunta de actores locales e internacionales, con participación de los sectores públicos, empresas privadas y sociedad civil, entre ellos, los laureados chefs españoles y embajadores de Buena Voluntad de la ONU, los hermanos Roca.
Otro ejemplo es el de los estudiantes April Joy Betita, que junto al resto de compañeros y docentes de la Escuela Secundaria Sawang, en Filipinas, pusieron en marcha el pasado año una iniciativa de grafitis didácticos en los muros de la ciudad que han ayudado a educar sobre buenas prácticas en agua, saneamiento e higiene. Estos murales, acompañados de otras actividades de sensibilización, han servido también para introducir una perspectiva transversal de género, dando especial visibilidad a las niñas y jóvenes, para aumentar su participación, cooperación e implicación en la planificación local de agua y saneamiento.
Los jóvenes tienen capacidad para participar ampliamente en crear conciencia y promocionar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Por último, hay que destacar también el coraje de la joven Halima, que con apenas 19 años se encarga de mantener a su familia al tiempo que continúa sus estudios en su aldea rural al sureste de Tanzania. Esto es posible gracias a la red de protección social Cash Plus del programa del Fondo ODS, que complementa sus escasos ingresos con una renta básica mensual. Esta iniciativa piloto liderada por Unicef y el Gobierno de Tanzania en los distritos rurales está ayudando a unos 2.500 adolescentes que, como Halima, luchan por cubrir sus necesidades básicas y las de sus familias sin renunciar a finalizar la escuela y mantener sus proyectos de un futuro mejor.
En definitiva, estas experiencias nos confirman que los jóvenes tienen capacidad para participar ampliamente en crear conciencia y promocionar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) tanto en sus comunidades como a través de las redes sociales y otras herramientas de comunicación digital. Las organizaciones lideradas por la juventud aportan enfoques innovadores muy valiosos así como soluciones novedosas para la implementación de los 17 ODS. También pueden desempeñar un papel crucial como los ojos y los oídos que ayuden a monitorear y hacer el seguimiento sobre la implementación de los objetivos, siendo también promotores intergeneracionales entre generaciones para que la Agenda 2030 se haga realidad.
Este artículo fue publicado originalmente por Planeta Futuro (El País), el 29 de enero de 2018. Léalo aquí.