Sin duda el docente y su labor han venido cambiando a través de la historia, pasando de ser biblias del conocimiento a ser orientadores del mismo. Lo anterior, debido al acceso a la información que han permitido los libros, luego internet y ahora la inteligencia artificial. La tecnología y los medios han ido perfilando al docente y su quehacer formativo como lo resalta Unesco, sin embargo, ningún cambio había puesto en tela de juicio la función del docente como los recientes modelos de inteligencia artificial.
Dichos modelos ayudan a los estudiantes a diseñar, crear videos, escribir ensayos y tesis, resolver preguntas, escribir códigos de programación, entre otros, con resultados que muchas veces hacen dudar si son o no producción humana, lo que pone en el foco de atención no sólo el papel del docente sino también de la educación.
Si bien hay actividades académicas que el docente deberá reemplazar por su obsolescencia a la luz de estas herramientas, tales como los resúmenes, los ensayos de lecturas, los cuestionarios, entre otros, hay otras aproximaciones que en cambio pueden potenciar el aprendizaje, aprovechando el uso de estos modelos, tales como la resolución de problemas complejos, la construcción de soluciones en contexto, los debates. Estas prácticas de hecho se pueden apoyar en el uso de ChatGPT, Dall-e y Synthesia, para proporcionar elementos de base, pero en últimas, quien analiza y construye la respuesta, es el estudiante.
Lo anterior se sustenta en que siempre han existido herramientas que permiten al estudiante acercarse a la información y a los datos, pero el aprendizaje, el desarrollo de competencias y el conocimiento se generan desde dinámicas que involucran la reflexión, la conexión con conceptos previos, la práctica, el saber hacer, como lo resalta la neurociencia. Luego la preocupación debe centrarse en cómo fomentar el aprendizaje significativo de los estudiantes a pesar de la gran erupción de modelos de inteligencia artificial en estos días.
Esa es precisamente la misión del docente en la cual no será sustituido siempre que su didáctica sea innovadora y disruptiva, pues hoy, más que nunca, el mundo necesita de personas integrales que sean buenos seres humanos, éticos y que utilicen la tecnología con responsabilidad, que aporten valor agregado al entorno, para lo cual su conocimiento y competencias son fundamentales.
Para lograr lo anterior la inteligencia artificial debe encargarse de las actividades rutinarias del docente, para que el mismo pueda enfocarse en lo realmente importante: el estudiante y su aprendizaje. Los docentes deben conocer estos nuevos modelos de inteligencia artificial, interactuar con ellos y sacarles su máximo potencial para emplearlos en los espacios formativos y además aprovecharlos en el seguimiento al desempeño del estudiante, desde la retroalimentación, la interacción en el aula y la evaluación formativa.
De tal forma, los docentes hoy tienen el papel más relevante de la historia, el darle sentido a la información a raudales, fomentar la creatividad, el pensamiento lógico y crítico para que el aprendizaje sea significativo y se logre formar estudiantes que se potencien con la tecnología y no que la misma los supere y reemplace fácilmente, luego no sólo son necesarios sino fundamentales a la luz de la inteligencia artificial.
Martha Patricia Castellanos Saavedra es vicerrectora académica nacional de Areandina. Este artículo fue publicado originalmente en La República (Colombia). Lea el original.