Una lucha por igualdad en STEM. ¿Dónde están las mujeres?

La baja representación de mujeres en los campos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) es un problema que persiste en el mundo. Según la Unesco, las mujeres constituyen solo el 35% de los estudiantes en estas áreas. Esto es alarmante, especialmente ahora que sabemos que la ciencia y la tecnología serán determinantes en el futuro. ¿Cómo podemos aceptar que la mitad de la población, las mujeres, estén casi ausentes en el desarrollo de soluciones a los problemas del mundo?

En Colombia, hemos visto un incremento en el número de mujeres que acceden a carreras STEM en los últimos años; sin embargo, al compararlas con los hombres, la brecha sigue siendo considerable y ha aumentado. ¿Cuáles son las barreras que enfrentan las mujeres? Primero, la educación temprana plantea una brecha de género, ya que los estereotipos sugieren que las ciencias son más para hombres, lo que hace que muchas pierdan la confianza en sus habilidades.

Además, las barreras culturales son una realidad. A menudo, las mujeres se enfrentan al machismo que se manifiesta a través de la discriminación y el acoso en el ámbito académico y laboral. Esto no solo limita sus oportunidades, sino que también hace que muchas abandonen el campo. La falta de modelos femeninos también juega un papel crucial. Si no ven a mujeres exitosas en STEM, ¿cómo se atreverán a seguir su camino?

Por si fuera poco, la escasez de redes de apoyo para mujeres en STEM las deja a menudo sintiéndose solas y desmotivadas. Sin el acceso a oportunidades de mentoría y programas que promuevan el desarrollo profesional, es fácil desalentarse y sentir que no pertenecen. Esto se ve exacerbado por políticas de contratación que a veces no son inclusivas y que perpetúan sesgos que afectan directamente a las mujeres.

Recientemente tuve la oportunidad de participar, con un equipo interdisciplinario, en la investigación “Participación de las mujeres en carreras STEM: Caso de estudio Politécnico Grancolombiano”. Esta brindó una mirada más clara sobre cómo las mujeres se relacionan con las carreras STEM en nuestras universidades. Los hallazgos reflejan una tendencia global: las razones detrás de la brecha son tan variadas como las posibles soluciones.

A partir de los datos del SNIES, encontramos que la matrícula en educación superior es mayor en mujeres que en hombres, pero cuando se trata de las carreras STEM, la historia cambia drásticamente. Hay casi el doble de hombres que mujeres en estas áreas. Lamentablemente, en los niveles de posgrado parece que tenemos que intensificar nuestros esfuerzos para cerrar esta brecha. Urge que empecemos a implementar programas educativos que generen interés en nuestras niñas desde una edad temprana.

También es vital que nuestros esfuerzos se extiendan más allá de las aulas. En el Politécnico Grancolombiano, hemos puesto en marcha programas donde mujeres con experiencia en STEM actúan como mentoras; esto no solo crea un puente entre la universidad y el mundo laboral, sino que también fortalece el sentido de comunidad. Desarrollamos encuentros de networking que permiten a las mujeres conectarse y compartir sus historias. Además, la colaboración con organizaciones que apoyan a mujeres en STEM es esencial para construir una red auténtica de apoyo.

Una iniciativa que me ha entusiasmado es el Proyecto ATTICO, que busca fortalecer competencias TIC en educación básica y media. A través de este proyecto, los docentes reciben apoyo en la revisión curricular, lo que abre puertas a proyectos interdisciplinarios que empoderan a los estudiantes.

Entonces, desarrollar las habilidades STEM más allá de las aulas y fomentar la colaboración entre diferentes sectores son pasos cruciales. Necesitamos datos precisos para entender mejor la brecha en la educación STEM y, de una vez por todas, erradicar las violencias de género que nos siguen limitando. Juntos, debemos luchar por un futuro inclusivo, donde todas las mujeres puedan brillar en el campo de STEM y más allá.

A N U N C I O