Amor, felicidad y autoestima, una mezcla para la calidad en el aprendizaje

Entrevista a Ivo Ferreira Gomes, alcalde del municipio brasileño de Sobral, que se ha convertido en un ejemplo en la enseñanza educativa para el resto de América Latina

Uno de cada dos niños de 10 años que viven en países en desarrollo no logra entender lo que lee. Esto, que se ha definido como pobreza en el aprendizaje, es una realidad mundial que se refleja casi igual para América Latina y el Caribe con una cifra del 51% en la región, ante un 53% global.

A este escenario se le conoce como crisis del aprendizaje: si bien se reconoce que hay una mayor cobertura educativa, aún la calidad de la enseñanza no es la suficiente. Ante este panorama, proyectos educativos como el de Sobral en Brasil ejemplifican que, si se quiere mejorar, se puede.

Sobral es un municipio ubicado al noreste de Brasil y tiene cerca de 208 mil habitantes. Esta localidad en el año 2005 ocupó el lugar 1366 a nivel país dentro del Índice de Desarrollo de Educación Básica. Diez años después, llegó al primer lugar dentro de esa misma evaluación y jamás lo dejó.

¿Cómo lo lograron?

Ivo Ferreira Gomes, actual alcalde de Sobral y quien antes de este cargo fue también secretario de Educación en la entidad, nos compartió con orgullo, emoción y una sonrisa permanente durante la entrevista, los principales hitos del trabajo educativo que realizan desde hace un par de décadas en este municipio.

Pregunta: ¿Qué pasó en Sobral? ¿Cómo es que lograron estos resultados en el aprendizaje de los niños?

Ferreira Gomes: Ha sido un proceso de cambios que comenzó hace 22 años. Desde 1997, la educación ha sido nuestro principal activo. En ese momento tomamos la decisión de que cada niño del municipio tenía que tener acceso a la educación. Por aquellos años había un 30% de niños y adolescentes que no tenían acceso al sistema escolar, de ahí que fuera nuestra primera decisión. Y lo logramos, invertimos todo lo necesario en infraestructura para ello, en edificios nuevos, en todo lo que el dinero podía comprar.

Después de 4 años estábamos felices, pensábamos que éramos exitosos, teníamos a todos los niños y adolescentes en la escuela, teníamos nuevas instalaciones y equipos. Así que contratamos una evaluación de aprendizaje para saber cómo iban los alumnos, y cuando los resultados llegaron fue un gran shock para nosotros. Creíamos que íbamos muy bien y de hecho lo que hicimos fue necesario, pero no lo suficiente para tener buenas escuelas.

La investigación arrojó que más de la mitad de los estudiantes, desde preescolar hasta la secundaria, no podían leer un párrafo simple. Nos dimos cuenta también de que los maestros no estaban capacitados para enseñar a leer, porque no fueron preparados para ello. En ese entonces la academia pensaba que esto era normal porque los alumnos venían de barrios muy pobres. Nosotros teníamos la intuición de que todos podían aprender sin importar su origen socioeconómico, una intuición que se comprobó posteriormente. Hoy es esa misma gente pobre la que ahora está en el primer lugar de la evaluación de aprendizaje a nivel nacional.

P: ¿Qué metodología utilizaron?

Ferreira Gomes: Comenzamos a enseñar a los maestros sobre cómo enseñar a los niños a leer, porque no es fácil, no es un instinto, es una creación, un entrenamiento humano. Hay que tener objetivos para que cada niño pueda leer pequeñas historias a la edad de 7 años, ese es nuestro límite para que un niño pueda leer y entender, para ello, los evaluamos cada semestre. Es un trabajo duro, pero necesario y ahora ya es parte de la rutina.

Durante la evaluación, los ponemos a leer una palabra, después una oración, un párrafo y una pequeña historia con preguntas de interpretación mientras los grabamos. Así podemos asegurarnos de que comprenden, porque si no entiendes el mensaje del texto, no aprendes. También medimos la velocidad de lectura. Para entender el mensaje de las lecturas debes leer a cierta velocidad, ciertas palabras por minuto, porque si no tienes cierta velocidad, estás más concentrado en poner las palabras juntas y no en el mensaje en sí.

Cuando los niños no pasan la evaluación, se les envía a clases extras por la tarde en la misma escuela, se da un trato individual a cada niño, ya que tienen diferentes necesidades. Necesitamos saber si pasa algo en casa, si tienen alguna necesidad clínica, quizás necesita lentes o tienen algún problema de aprendizaje. Esta es una de las principales responsabilidades en Sobral, que tratamos a cada niño como un sujeto de derecho.

P: ¿Quiénes han sido clave para lograr el éxito que tiene este programa?

Ferreira Gomes: El gobierno, los maestros, los padres, porque no hay una buena educación sin los padres. Hay algunas condiciones que están fuera del control de la escuela, por ejemplo, los padres son quienes pueden garantizar que los niños vayan diario a la escuela, que lleguen puntual a clases, que hagan sus tareas. Sobral ha construido una relación muy fuerte con los padres, les hemos dicho, como amas a tus hijos, eso significa también que ellos sean exitosos en la escuela. Entonces, ustedes tienen responsabilidades que asumir y eso ha hecho que los padres sean muy cercanos a las escuelas y a los directores.

También nos han ayudado organizaciones sociales nacionales e internacionales respecto a los instrumentos de medición, las evaluaciones, o alertándonos, por ejemplo, sobre lo que no estaban aprendiendo, que los niños no eran capaces de leer.

P: Nos ha comentado de los diferentes participantes para lograr tener a los niños en las escuelas y que sean capaces de leer y entender las lecturas a los 7 años, pero ¿cuál ha sido la parte crucial de este logro?

Ferreira Gomes: Los maestros, ellos son el activo más importante, están en el centro del sistema educativo, son fundamentales. Sin maestros contentos, amorosos, bien preparados, no vamos a tener buena educación. Tenemos que hacer todo lo posible para generar un contexto de enseñanza para ellos, contamos con un programa permanente para enseñar a los docentes a diario, hay una escuela de enseñanza en Sobral para los docentes. Ellos dedican el 20% de su tiempo semanal para recapacitarse, se les da información actualizada y reciben dinero extra por los resultados que logran a fin de año con los alumnos.

El reconocimiento que han tenido de la sociedad, del gobierno, de los medios de comunicación, de los niños, ha elevado su autoestima y eso ha sido para ellos más importante que el dinero extra que puedan recibir, están orgullosos de su labor.

Cuando un niño abandona la escuela su futuro es incierto, así que cada niño puede aprender si tiene el ambiente apropiado, un buen maestro y alguien que cuide de él.


Entrevista publicada originalmente en el sitio web del Banco Mundial. Lea el original.

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