Desde hace años el sector productivo ha sufrido una transformación radical, desde la incorporación de nuevas tecnologías a los espacios laborales hasta la forma y concepción del trabajo; las nuevas generaciones deben desarrollar habilidades a temprana edad que antes eran consideradas dentro de la enseñanza tradicional. También conocidas como las habilidades necesarias para el Siglo XXI, son una tendencia del sector productivo a nivel internacional.
Creatividad, innovación, pensamiento crítico, solución de problemas, comunicación, colaboración, pensamiento lógico, determinación y persistencia son habilidades blandas (soft skills) que no se aprendían en la escuela o, al menos, no tenían un papel dentro de los métodos de aprendizaje y enseñanza. Eran capacidades que se aprendían de forma vivencial y se desarrollaban a través de experiencias fuera de las aulas y posteriormente dentro del campo laboral.
Sin embargo, ante los cambios de paradigma en los sectores, ha obligando a las escuelas a considerarlas como fundamentales para la formación de futuras generaciones. El escritor Paul Though señala en su libro “How children succeed”, la necesidad de comenzar cuanto antes a trabajar en las llamadas habilidades blandas como la persistencia o la confianza en sí mismos, cruciales para alcanzar el éxito que la pura capacidad intelectual. Dichas responden a valores que se desarrollan de forma empírica, se pueden aprender y fomentar desde temprana edad dentro de los salones de clases.
El método de aprendizaje STEM es uno de los más efectivos para impulsar las habilidades blandas en los pequeños y jóvenes. Esta forma de enseñar utiliza la tecnología educativa –como la robótica– para reforzar los conocimientos científicos, de programación e ingeniería, al tiempo que se trabajan en equipo y se les exige encontrar respuestas por su propia cuenta, corregir errores y ser creativos. La metodología de “aprender haciendo”, conocida como hands-on, promueve STEM y hace que los estudiantes encuentren más de una solución a un problema, con lo que se fomenta el espíritu innovador y autosuficiente.
La necesidad de tener una mejor preparación que brinde las herramientas necesarias para el mundo laboral ha quedado de manifiesto incluso en políticas de educación pública con el objetivo de que los profesores estén capacitados para integrar la enseñanza de este tipo de habilidades a los planes curriculares.
La falta de formación de docentes, en ocasiones, es el principal obstáculo para implementar nuevos métodos de enseñanza o tecnología educativa. Los profesores también se deben sumar como actores principales de este cambio, por lo que requieren de una capacitación para la enseñanza de aspectos tecnológicos y socioemocionales, e integrarlos de manera holística en todo el plan de estudios.
