En la actualidad, más de 98 millones de niñas adolescentes alrededor del mundo no asisten a la escuela. Las razones son muchas, entre ellas están los recursos escasos, embarazos tempranos, recorridos entre la escuela y el hogar que son peligrosos y amenazas de violencia.
Me resulta increíble pensar que en este siglo todavía haya gente que no tiene la posibilidad de asistir a la escuela para recibir una educación básica y que nos hace falta tantos recursos e iniciativas para apoyar la educación.
Sabiendo que la educación tiene un impacto en el PIB de un país, así como en el desarrollo, es preocupante ver las cifras de niñas que no estudian.
¿Por qué hablo de las niñas? Bueno, el pasado 11 de octubre celebramos el Día Internacional de la Niña y la Organización de las Naciones Unidas trajo a colación el tema: Con ellas: una generación de niñas preparadas.
Cómo mujer y madre de una niña, me doy cuenta de la importancia e impacto de nuestro rol en la sociedad: somos nosotras quienes estamos criando a la generación del futuro. No sólo se trata de los quehaceres de la casa o de cambiar pañales a un bebé, sino de la inspiración que generamos. Deseo que mi hija vea reflejado en mí los diferentes roles que puede desempeñar en la vida, además de ser ama de casa y madre, soy una profesional que genera impacto en la sociedad (soy ingeniera industrial); quiero que ella vea que puede ser capaz de estudiar y ser lo que ella quiera, siempre buscando servir a la sociedad.
El pasado 11 de octubre, Michelle Obama, ex primera dama de los Estados Unidos, dijo: “La evidencia es clara: Las niñas que asisten a la escuela secundaria ganan salarios más altos, tienen menores tasas de mortalidad infantil y materna, y tienen menos probabilidades de contraer malaria y VIH”.
