Massi es una niña de 13 años que cursa el octavo grado. En las últimas semanas se ha rehusado a asistir a la escuela. Massi sufre constantes ataques de pánicos en la escuela y dice ser víctima del bullying o acoso escolar por parte de algunos de sus compañeros. Sus padres le hacen entender que debe ir a la escuela para tener un mejor futuro, pero Massi piensa que la solución a su problema sería asistir a una escuela en línea.
En los Estados Unidos de Norteamérica, las escuelas virtuales o escuelas en línea se han convertido en una alternativa para muchos estudiantes que desean obtener su diploma de bachiller sin tener que asistir a la escuela tradicional. Entre 2015 y 2016 alrededor de 278.500 estudiantes se matricularon en escuelas virtuales, según datos ofrecidos por el Centro Nacional de Políticas Educativas (NEPC, por sus siglas en inglés).
En las escuelas virtuales, los cursos se imparten a través de un portal escolar en línea y los maestros y estudiantes se comunican a través de mensajes de texto, correo electrónico y llamadas telefónicas continuas. Para muchos estudiantes, este tipo de escuelas les ofrece la libertad que les quita la escuela tradicional -que a su vez, les causa estrés y ataques de pánico- y les permite evitar el acoso escolar.
Se tiende a asumir que las escuelas en línea requieren menos esfuerzo que las escuelas tradicionales, pero esto no es así: estudiar en línea requiere más disposición, motivación e independencia que asistir a la escuela tradicional. Por otro lado, la interacción cara a cara entre estudiantes es prácticamente nula en el aula virtual, factor que no aporta nada a la socialización del estudiante.
Antes de tomar la decisión de iniciar la escuela en línea es recomendable que los padres busquen información detallada de lo que implica esta forma de educación que, sin duda tendrá ventajas y desventajas dependiendo de la situación individual de cada estudiante.