Los acordes de Pomp and Circumstance de repente llenan al dojo de Denver. La canción ahoga el alegre estruendo de las campanas, silbatos, golpes y ritmos de baile que por lo general fluyen de los recién construidos juegos de computadora.
Todos los ninjas hacen una pausa en su trabajo. La canción señala que uno de ellos es el primero en llegar al codiciado hito, el cinturón amarillo. Al frente de todos, tres senseis están de pie y sonríen. Llaman a Grady Harden, de 11 años, quien acaba de coronar su más reciente creación, un juego con temática de dinosaurios llamado Run and Jump.
Los senseis inician la ceremonia, atan una banda blanca alrededor de la cabeza de Grady. En esta, se lee Code Ninjas –un programa estilo artes marciales donde los niños aprenden sobre codificación y resolución de problemas. Luego, los senseis presentan a Grady su nuevo cinturón –en este caso, una pulsera RFID amarilla. Al final, resuenan los gritos.
“¡Yeah!”, comenta Grady antes de tocar su banda de la cabeza y preguntar en voz baja: “¿Me puedo quitar esto?” El chico sólo quiere saltar a su siguiente lenguaje de programación, JavaScript, y construir su próximo juego. Con eso, los otros ninjas vuelven a abrir sus pantallas, y las campanas y silbatos regresan al dojo.
En 116 Code Ninjas las franquicias abren en casi 40 estados de los Estados Unidos, los niños de 7 a 14 llegan ahí después de clases y durante los fines de semana o asisten a campamentos de verano. Se abren camino desde la cinta blanca a la negra después de completar un plan de estudios de codificación que les permite construir videojuegos en plataformas como Minecraft y Roblox.
Hace tres años, mientras veía a su hijo aprender taekwondo, Graham tuvo una revelación: mezclar lecciones de codificación enfocadas en niños con las antiguas formas de las artes marciales. “Jugar es todavía la mejor manera de aprender. El reino animal aprende a través del juego y así también lo hacen los seres humanos”, comentó David Graham, fundador de Code Ninjas y programador que vive en un suburbio de Houston.
“Todos ya saben lo que pasa en un dojo. Supe que no tenían que ser patadas y golpes, tenía que tratarse de teclados y mouse”, comentó Graham.
En Code Ninjas, los senseis expertos en tecnología –por lo general adolescentes mayores– enseñan Scratch en lugar de barridas laterales, robótica en lugar de patadas giratorias.
Las salas de espera amigables para los padres ofrecen café caliente y Wi-Fi. Más allá – separados por una larga ventana de observación y un letrero que da la bienvenida sólo a ninjas y senseis– los dojos brindan espacios de aprendizaje llenos de ruido de laptops y charlas, versiones más jóvenes de la cultura de desarrolladores.
“Este es un lugar donde los niños pueden ser ellos mismo. Se vuelve ruidoso ahí dentro y no siempre tratamos de calmarlo”, comentó Graham. “Los invitamos a compartir sus ideas, compartir su código, que digan a los demás cómo hicieron las cosas – esas son las conversaciones que los desarrolladores tienen todo el tiempo”.
“El valor de Code Ninjas es más que sólo el plan de estudios o el producto. Es la experiencia. Es la sonrisa que se llevan a casa”, agregó.
Desde su lanzamiento en 2016, alrededor de 15 mil estudiantes han asistido a una de las ubicaciones de Code Ninjas, y los campamentos de verano de una semana del programa han enseñado a 17 mil niños, comentó Graham. Cerca del 40 por ciento de los participantes son mujeres.
Él construyó Code Ninjas y su plan de estudio con herramientas Microsoft – una suite de producto con la que se ha sentido cómodo por mucho tiempo.
En su primer trabajo en tecnología en el año 2000, Graham se convirtió en pionero de C#, el lenguaje de programación desarrollado por Microsoft como parte de su iniciativa .NET. Luego, Graham pasó toda su carrera desarrollando dentro del ecosistema Microsoft.
Ahora, los senseis de Code Ninjas enseñan C# a niños que trabajan para conseguir cinturones de niveles más altos. Pronto, Code Ninjas comenzará un nuevo programa avanzado para estudiantes de 14 años en adelante, que aprenderán habilidades de desarrollo a través de ASP.Net Core, un marco de trabajo web gratuito y de código abierto.
Todas las laptops que utilizan los ninjas deben ser dispositivos Windows 10. Además, Graham y su equipo construyeron un motor de construcción de juegos JavaScript, basado en web, hospedado en Microsoft Azure que los ninjas de cinturones superiores utilizan para construir sus propios juegos a partir de su propia imaginación.
A través del negocio, todas las franquicias utilizan Office 365, incluidos Microsoft Teams, SharePoint, OneNote, To-Do y Stream.
“Fue una elección sencilla”, comentó Graham. “Cuando creas una startup, no tener que hacer reingeniería de todas esas herramientas nos ahorró tiempo, dinero y energía que pudimos poner en construir nuestro propio negocio y construir nuestras propias herramientas que estaban ajustadas a nosotros”.
Esto, en retorno, permitió a Code Ninjas hacer sus tarifas accesibles para los estudiantes. En promedio, una membresía mensual cuesta $225 dólares, lo que permite a un niño asistir dos veces a la semana. (Las tarifas pueden variar, según el mercado).
Cuando una tarifa es muy alta para las familias, una rama no lucrativa llamada Code Ninjas Cares cubre sus costos de participación a través de donaciones e incluso brinda transporte de vecindarios distantes a franquicias locales.
La meta inmediata de Graham fue diseñar un ambiente divertido que profundizara en el aprendizaje y las habilidades para la vida a la vez que brinda a más niños la oportunidad de aprender codificación, llamada en ocasiones “la alfabetización del siglo XXI”. El también señala que los niños en Estados Unidos han comenzado a quedarse atrás con respecto al resto del mundo en temas STEM.
De manera más amplia, Graham quiere que Code Ninjas cultive una nueva ola de gente joven que “se vuelvan creadores de tecnología en lugar de ser sólo consumidores de tecnología”, comentó. Para los padres, educadores y emprendedores que comparten este punto de vista, Code Ninjas dice que el costo de abrir una nueva franquicia va de $118, 640 a $387, 270 dólares. (La tarifa para franquicias es de $29 mil dólares)
Para este año se tiene planeado abrir cien Code Ninjas más. En total, 460 franquicias han sido vendidas, menciona Graham.
Uno de esos centros está ubicado en el lado este de Denver, un vecindario que florece en donde antes estuvo ubicada la Base Lowry de las Fuerzas Aéreas. Ahí, 45 ninjas asisten después de clases y los sábados. Un cuarto de ellos son niñas.
La franquicia abrió en marzo de 2019. Antes de su lanzamiento, los dueños, Lisa y John Samuelsen, tan sólo buscaban un programa de codificación para su hija de 9 años.
“Los niños no pueden codificar en casa, y esto es fantástico, pero cuando llegan a un punto de desafío, la mayoría de los niños se retirarán y se enfocarán en algo para lo que son buenos”, comentó Lisa Samuelsen, que también trabaja como gerente de licenciamiento de software para Autodesk.
“Aquí, los niños siguen un cierto camino para completar sus proyectos. También ven a otros ninjas hacer lo mismo. Así que, de manera inherente, sienten esta motivación de seguir para alcanzar el siguiente nivel”, comentó.
Hace poco, cinturones blancos como Ben Menard, de 10 años, caminaron hacia la sala de espera con un padre al lado. John Samuelsen los saludó, mientras escaneaba las bandas RFID de los niños. Los ninjas entraron al dojo. Algunos padres se fueron. Otros, como la mamá de Ben, Samantha Menard, se quedaron y platicaban en la sala de espera.
“Es impresionante que pueda construir sus propios juegos. Me platica sobre eso y yo pienso, ‘No tengo idea de lo que dice’”, comentó con una risa Menard. “Siempre buscamos eso que eleve su interés. Esta podría ser una de esas cosas”.
Dentro de la habitación sólo para niños, Ben agrega líneas de código a su juego Dojo Invaders, basado en el plan de estudio.
Él explica, y ofrece justo el tipo de descripción que desconcierta a su madre. “Estos mástiles se caen y utilizo a un alien y un láser en lugar de un ninja y un shuriken. Se supone que debes destruir todos los mástiles antes de que lleguen al suelo”.
Sentado en la misma mesa frente a Ben, Grady Harden aplica la última pieza de código a su juego más reciente, con lo que completa la fase inicial del plan de estudios.
Este acontecimiento hace que comience a sonar Pomp and Circumstance y la primer ceremonia de cinturón amarillo del dojo.
Desde su laptop, Ben observa el feliz momento y le aplaude a Grady.
“Es tan divertido”, comentó Ben. “Me motiva a hacer más cosas. También me da una meta para moverme del cinturón blanco”.
“Este programa es muy interesante y emocionante, y también, es increíble”.