El aprendizaje pasivo ha sido la tónica general durante gran parte del siglo XX. En esta modalidad, el profesor ejercía como faro y alumbraba a sus alumnos con sus conocimientos. La metodología empleada solía ser la clase magistral. No obstante, multitud de metodologías innovadoras se han abierto paso en los últimos tiempos, un estilo de aprendizaje que los investigadores denominan como aprendizaje activo.
De esta forma, el alumno asume la responsabilidad de superar con éxito las actividades de enseñanza y aprendizaje. A continuación, concretaremos cuáles son las características asociadas a cada estilo y cuáles sus diferencias.
Modelo de aprendizaje pasivo
La escuela tradicional ha promovido durante los últimos siglos un modelo de aprendizaje denominado pasivo. En él, la figura del docente es quién proporciona la información y conocimientos al alumnado. Así, los estudiantes adquieren conocimientos de forma pasiva, mediante la escucha de los contenidos y de las correcciones.
El estudiante es, por tanto, un espectador dentro de esta metodología educativa. No interviene en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Sobre él recaen una serie de conceptos inalterables, puesto que no son construidos por el alumnado. Por consiguiente, no se incentiva la formación de un pensamiento crítico, uno de los pilares educativos del siglo XXI.
Características del aprendizaje pasivo
La principal característica del aprendizaje pasivo es que el protagonista es el profesor, ya que se encarga de enseñar en su totalidad. Su palabra y sus conocimientos son depositados sobre los alumnos, quienes solo pueden aprender conceptos por medio de la memorización.
Además, la evaluación en el aprendizaje pasivo es limitada. Comprobar la adquisición de conocimientos monolíticos se resume en la aplicación de exámenes. En este contexto, el pensamiento crítico del alumnado por medio de investigaciones y el procesamiento de la información no existe.
Por otro lado, la comprensión no se puede asegurar, como tampoco un aprendizaje significativo. El estudiante verterá sobre el folio lo memorizado, sin cuestionar ni procesar la veracidad de esa información. Los conocimientos tan solo son el medio para aprobar, no un fin para lograr competencias.
Asimismo, esos conocimientos teóricos, al ser procesados mediante el estudio, no son aplicados a casos prácticos, por lo que quedan obsoletos e inservibles con facilidad. En consecuencia, se generan conocimientos superficiales, ya que han sido trabajados desde una única dirección: la mostrada por el profesor.
Al ser el docente el director y ejecutor de este aprendizaje pasivo, los alumnos carecen de proactividad.
Modelo de aprendizaje activo
En contraposición al pasivo, en el modelo de aprendizaje activo se genera una metodología de enseñanza en la que los estudiantes son los más involucrados. El alumnado se encarga de construir su propio conocimiento, eso sí, bajo la tutela del profesor.
El docente se encarga de proporcionar el material de trabajo y de guiar a los estudiantes. El resto depende de los alumnos, quienes resuelven problemas y trabajan en grupo en distintas investigaciones.
Así pues, nos encontramos con un aprendizaje activo, ya que se promueve la reflexión y proactividad para incentivar el pensamiento crítico. No se centra tanto en los conocimientos teóricos, sino en la adquisición de competencias, unas habilidades más útiles para la sociedad actual y el mundo real.
Características del aprendizaje activo
El aprendizaje activo sigue las indicaciones de las metodologías innovadoras de enseñanza propias del constructivismo.
Por lo tanto, una característica clave del aprendizaje activo es que se centra en el estudiante. El alumnado ha de trabajar con independencia y demostrar sus habilidades, siendo el principal partícipe del proceso de enseñanza. En esta línea, lo aprendido, debido al medio empleado, es más cómodo de aplicar a situaciones reales.
Los profesores, en esta modalidad, tienen una mayor capacidad de evaluar y de conocer qué es lo que realmente saben los estudiantes. En este punto, tienen más fácil orientarlos y cumplir con el objetivo de lograr un aprendizaje significativo.
¿Cómo DreamShaper fomenta el aprendizaje activo?
DreamShaper es una herramienta en línea que apoya a las instituciones educativas en la implementación de metodologías activas de aprendizaje, integrado con LMS. A través de una metodología desarrollada en colaboración con las universidades de Harvard y Stanford, donde la enseñanza activa es aplicada a diario, la herramienta apoya al profesor en la utilización de métodos de enseñanza modernos y adaptados al alumno del siglo XXI.
Entre los benefícios para la institución se encuentran:
- Incremento de la calidad del producto de enseñanza a sus estudiantes, proporcionando una experiencia de aprendizaje más conectada con las expectativas y motivación de los estudiantes del siglo XXI
- Incremento de la retención de los estudiante con una aprendizaje mucho más guiada, dinámica y motivadora, con sus metodologías de micro active learning y content just in time
- Incremento de la eficiencia de tiempo del profesor, donde hay una estandarización de la metodología para todos, facilitando la evaluación, manejo y progreso de los estudiantes en escala
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