Sihlengeni, una «escuela oasis» en Zimbabwe

Un modelo educativo para el desarrollo sostenible

Un enfoque “holístico” en materia de desarrollo sostenible es lo que ha permitido transformar a una escuela situada en una región árida de Zimbabwe en un oasis en donde existen un bosque regenerado, árboles frutales, un jardín que produce alimentos nutritivos y la ganadería. Este proyecto que mejora del entorno local a la vez que genera ingresos ha sido galardonado con el Premio UNESCO-Japón de Educación para el Desarrollo Sostenible.

El Premio, financiado por el gobierno de Japón, consiste en tres galardones anuales, cada uno dotado de 50.000 dólares estadounidenses.

La Escuela Primaria Sihlengeni, en el distrito de Umzingwane, centro neurálgico de la provincia árida de Matabeleland del Sur, en Zimbabwe, recibió el premio por su destacado proyecto de “Permacultura“, una iniciativa que no sólo transformó la escuela, sino también su entorno gracias a actividades concretas y didácticas en las que participaron todos, desde los 17 docentes y los 738 educandos hasta los padres de éstos y los miembros de una comunidad vecina.

Al referirse al premio, el director de la escuela y administrador del proyecto, el Sr. Sibanga Ncube, afirmó: “Nos complace mucho ya que no lo esperábamos. Se trata de un reconocimiento a los numerosos sacrificios de nuestro personal docente, así como a la fabulosa cooperación de nuestros padres de alumnos, quienes, en su mayoría, son agricultores de subsistencia con bajos ingresos y necesitan recibir ayuda en diversos aspectos de sus vidas. Son ellos quienes lo hicieron todo, desde las zanjas que cavaron hasta las tareas agrícolas que realizaron”.

El proyecto se inició en 1995 después de que la escuela recibiera una formación en permacultura, un sistema de principios de diseño agrícola y social que se inspira en los modelos y las características del ecosistema natural con miras a desarrollar y conservar el medio ambiente.

En el contexto escolar, el proyecto saca provecho de los principios de la Educación para el Desarrollo Sostenible para proporcionar una educación de calidad y mayor acceso al medio ambiente, los alimentos sanos y el agua potable. El proyecto tiene repercusión en el combate contra el hambre y permite conocer mejor los hábitos de consumo alimentario.

En la práctica, los alumnos, los padres y los docentes de Sihlengeni plantan especies exóticas y autóctonas, pastos, millo y maíz. También introdujeron cultivos de protección con miras a mitigar la degradación de los suelos y la deforestación. Regeneraron un bosque y criaron pollos y cerdos. Una parte de que producen sirve para alimentar a los bebés y el resto lo venden en el mercado local.

“Los visitantes se quedan sorprendidos cuando se enteran de que hemos creado este oasis a partir de naranjos, árboles de papaya y plantas de tomate, y quieren saber cómo lo hemos logrado para hacer lo mismo en una zona tan seca como ésta”, indicó M. Ncube. “Y en cuanto a nuestras actividades de aprendizaje, los Objetivos de Desarrollo Sostenible constituyen el eje de todo lo que emprenden nuestros docentes”.

La escuela promueve la educación inclusiva de calidad, el aprendizaje a lo largo de toda la vida y la igualdad de género en todas sus actividades. También proporciona, paralelamente a un programa de educación tradicional, una instrucción formal e informal en materia de agricultura y ganadería, horticultura, cocina y formación sobre las TIC. Todo esto conlleva a que los alumnos creen, a menudo, sus propias empresas cuando terminan la escuela.

La escuela obtuvo una primera financiación gracias a contribuciones modestas abonadas por los padres de los alumnos, así como mediante financiaciones de mayor envergadura, y se ha mantenido como una escuela autosuficiente. Este nuevo impulso le servirá para ampliar sus actividades agrícolas ya existentes a fin de disponer de mayor cantidad de cultivos y de ganado. Algunos proyectos tienen como objetivo el reciclaje del estiércol proveniente de la cría de cerdos para producir biogás, apicultura, crianza de cabras, cultivos de hongos, una valla de protección del bosque regenerado, así como continuar con las formaciones y las investigaciones.

“Queremos mejorar también las técnicas de recogida de las aguas por medios de cisternas que añadiremos para alimentar en agua a la escuela”, añadió Sr. Ncube.

La escuela, que ha obtenido ya diversos premios, organizó dos jornadas de puertas abiertas para compartir sus logros con otras escuelas de provincias vecinas. El importe del premio de la UNESCO será utilizado en aumentar su promoción.

A N U N C I O